MINISTERIO DE IGUALDAD

La nº 2 de Montero clama contra la Casa Real por su protocolo de vestuario: «Discrimina a las mujeres»

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Paula Baena

La secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez -más conocida como Pam- ha clamado contra la Casa del Rey porque, a su juicio, su protocolo de vestimenta para la recepción que ofreció en el Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional «discrimina a las mujeres por el hecho de ser mujeres».

La número dos de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad, compartió en sus redes sociales una fotografía del código de vestimenta al acto, que contaba con unos 2.500 invitados. Este era: traje oscuro para los hombres y vestido corto para las mujeres.

Para Pam ese protocolo supone «un ritual que discrimina a las mujeres por el hecho de ser mujeres» y por ello, llama a poner el foco en «cuestionar los estereotipos que hacen que si eres mujer para celebrar tu patria tengas que ponerte una falda».

A pesar de las críticas, la número dos de Montero no dudó en asistir al acto en el Palacio Real el pasado 12 de octubre, dar la mano tanto al Rey Felipe VI como a la Reina Letizia en el tradicional ‘besamanos’ e incluso compartir ‘selfies’ de lo más sonriente acompañada de la Secretaria de Estado de la Agenda 2030, Lilith Verstrynge.

Ángela Rodríguez y Lilith Verstrynge.
Ángela Rodríguez y Lilith Verstrynge.

Ángela Rodríguez, Lilith Verstrynge e Irene Montero.
Ángela Rodríguez, Lilith Verstrynge e Irene Montero.

Eso sí, en señal de «protesta», Rodríguez no lució un «vestido corto» como señalizaba el protocolo, sino que se enfundó un traje masculino, con corbata y chaleco.

«No supe hacerme el nudo (de la corbata) y aunque no tenga más relevancia que la simbólica, tampoco quise cumplir un protocolo que en línea de tantas cosas desfasadas que pasan los 12O obliga a las mujeres a ir de vestido corto y a los hombres de traje oscuro», escribió en sus redes sociales.

«Claro que la ropa es un statement, sobre todo en política. Dice mucho de tu clase y sobre todo de tu estatus. Qué prendas te puedes permitir no sólo depende de tu bolsillo, sino también de tu cuerpo, tu género o identidad. El acceso a la belleza está también mediado por el poder. Y en ese camino complicado por ser bellas, la comodidad de un oscuro traje con zapatos planos está solo reservada a los hombres. Y sin duda, lo contrario es bello y tremendamente sexy. Y feminista, claro. La incomodidad de un vestido ceñido y unos tacones puede ser también poderosa y atractiva», agregó.

«Pero qué otro poder sería aquel en el que la comodidad no se riñe con el atractivo, en el que lo bello no estrictamente lo femenino y la ropa es otra forma de expresarnos y sólo de meternos en un estrecho carril o vestido.
Pensar en otros aspectos y otras bellezas tiene tanta relevancia como validar otros cuerpos y sus identidades. Resignificar lo institucional, ocupar el poder desde otros lugares, y quizás conseguir hablarle también a quién ni se pone trajes ni vestidos en su día a día, parece una tarea necesaria si de lo que se trata es de cuestionar los estereotipos que hacen que si eres mujer para celebrar tu patria tengas que ponerte una falda. Un país feminista se merece otra fiesta nacional, probablemente con un desfile con personas trabajadoras de todos los sectores públicos y un ritual que no nos discrimine por el hecho de ser mujeres. (y la que quiera que se ponga una falda, claro está)», terminó su proclama reivindicativa.

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